13 febrero 2014
Desde que el año pasado me puse a escribir la comparsa de mis hijas (aquel año dos de ellas y en éste las tres juntas) siempre he procurado inculcarles que esta no era una comparsa, como muchos y muchas llaman, 'de mujeres', aunque ellas formen parte. También la denominan 'mixtas' (si van hombres), incluso 'femeninas'. Yo únicamente y siempre la llamo comparsa. Nunca he oído llamar a las compuestas por sólo hombres comparsa de hombres. ¿Y tú?. ¿A qué viene esa diferencia?. Por eso para mí siempre se llama y llamará comparsa.
No me gusta hacer con la comparsa de mis hijas (que también es la mía) esa especie de causa que abandera a la feminidad para lucha contra no sé qué. Donde las mujeres, por regla general, aparecen como jarrones chinos, frágiles y delicadas (de mírame y no me toques), hasta el extremo de, en lo que nos corresponde, dejar de sonar a una comparsa de Cádiz y convertirse en una especie de himno con los ovarios por delante y que desecha al tono más grave en la voz de un hombre, porque le consideran inapropiado o... ¿que resta méritos propios a las damas?.
En las comparsas, como en el resto de agrupaciones, salen y participan PERSONAS. No hombres y mujeres. Y no hay que demostrar nada. Sólo hay que sonar a Carnaval y también a Cádiz. Da igual el timbre de voz. Y a la porra los complejos.
Yo siempre les digo a ellas que el sonido más bonito que existe es la voz de una mujer. Y que no lo estropeen con prejuicios ni luchas de idiotas.
Un saludo.
Texto extraído del blog de José Luis Bustelo http://jlbustelo.blogspot.com.es/
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